Las bisagras de las puertas del ayuntamiento sonaron a gloria cuando se abrieron para Kobe. Dentro se estaba fresco. Era un lugar espacioso, muy luminoso gracias al lucenario que abría la visión hacia arriba, en el techo, y dejaba ver un cielo muy azul. En frente de la puerta de entrada, Kobe podía encontrar un mostrador largo, con unas cristaleras y un par de ventanas abiertas, y tras una de ellas, una mujer con el pelo moreno, de unos cuarenta años, con unas gafas colgadas al cuello, mirando papeles, y de vez en cuando algun ojo a la puerta, para ver quien era la persona que en breve la "molestaría".
Duccio y Sarah, tras la llamada, deciden volver al hostal, pero nada más llegar, Duccio se desmaya por el calor y Sarah, sin ayuda del "simpático" hostalero lo sube a su cuarto, le abre la camisa, y lo refresca, lo cuida mientras él descansa y recupera fuerzas.
El hostalero responde a Sarah de mala gana, que cree que el ayuntamiento es el único sitio donde puede encontrar un ordenador de esos "que la gente nueva usa" (como él los llama). Sarah tiene unos segundos de desánimo, pero decide buscar el ayuntamiento a toda costa, pero debe darse prisa si quiere hacerlo hoy, pues son las doce y cincuenta, y el ayuntamiento cierra a las tres de la tarde.
Cuando Duccio se recuperó un poco, bajó y decidieron salir, pero tenian el mismo problema, no sabían llegar al ayuntamiento. Duccio se adelantó mientras Sarah ordenaba un poco el bolso y al levantar la mirada vió que Duccio llevaba un trozo de papel pegado al zapato.
Lyman Zerga, salió del hostal un poco antes que la "pareja" pero estos no tardaron en adelantarlo y el viejo Lyman vió como Duccio se quitaba el papel del zapato.
Mike Morgan llegó a la tienda donde compraría todo lo necesario pero, se dió cuenta que no le quedaba dinero. ¡Claro, es lo que tiene no trabajar en unos meses! (pensó). Dejó todo lo que hasta ahora llevaba en el mostrador y salió de la tienda despues de esperar unas respuestas que Doña Carmen, como llamaban a la tendera, no supo contestar.
Kobe subió las escaleras que quedaban a mano derecha de la recepción, para llegar a una puerta doble, entreabierta, donde un joven con una cola, regentaba aquella sala llena de ordenadores. Un cartel apoyado en una de las paredes dejaba leer "IRT Informática". Kobe decidió hechar un vistazo mientras pensaba como abordar a la mujer que atendía en la ventanilla...
150
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Acelero y alcanzo los 150 km/ hora, y aprieto con todas mis fuerzas, y
busco el muro más alto del extrarradio, y avanzo tan rápido que lo que me
rodea ...
Hace 4 años